La encantadora de Sombras

Dicen que paraliza multitudes al pasar. Todos le huyen. Ella, mujer en sus treintas, santera, pagana y sensual, es de esas que hace todo tipo de macuás, conjuros con hierbas y genera mal de amores por unas cuantas monedas. Se dedica a todo lo oculto.


Sus cabellos son negros, largos, tan desordenados como su mente. Isleña del Caribe, morena, muslos rellenos y piel expuesta. Sus besos solo los desea la muerte y sus ojos miel son la ventana a otros mundos.


Cuenta la historia que una vez maldijo a una mujer que se atrevió a confrontarla. 


-Tus chamas, se arrastrarán como serpientes por el suelo – vaticinó. Los cuatro partos de esa pobre, resultaron en hembras, todas nacidas con caderas luxadas, requiriendo severas cirugías para poder andar.


El tintín de sus conchas de mar, collares y cuanta vaina anda encaramada, anuncia siempre su presencia. Sus pies semidesnudos llevan solo un par de sandalias viejas. Sus ropas, holgadas y escasas van de la mano con el clima de su tierra. Estela de nacimiento, más conocida en Cuba como La Encantadora de Sombras.






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